2.





El capitonado simpre, el ardorno, el lugar fuera de circulación determinado por el algún punto de capitón, convertido en cartel de publicidad, en encabezado y letra de cuerpo de un titular, que será un teléfono sonando, en una habitación vacía como atestada de personas, lo no tenido en cuenta y a la vez sumamente relevante. La ortogonalidad de la ciudad se resuelve de todos modos, será la marcha hacia una misa, marchará como obrero o turista; sólo atravesando ese punto de capitonado, ese “detalle” a simple vista, que es una variación acordada a la función del edificio al que nos refiramos. De allí que logre transmutar las personas en sujetos, este es el status último de las instituciones, hacer sujetos de las personas de la ingeniería aparentemente mínima: porque las personas se reúnen en grupo con la intención de acceder por el capitonado al fin más elevado de la construcción social.

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